Tengo un sueño recurrente. Sueño con el futuro. En él, me veo envuelto en una fantasía en la que se me presenta de manera frecuente aspiraciones por el cultivo de la ética, como una práctica habitual de la sociedad; pero no sé si es mi sociedad o es una sociedad que existe solamente cuando no soy consciente de la realidad. Nuestra realidad está determinada por los actos individuales y que una vez exteriorizados, no se pueden cambiar. No creo que sea mi ciudad; no la veo, no porque no lo merezca, y lo explicaré más adelante; es probable que merezca todo; todo lo que puede ser y lo que no también.
Soñando, veo cómo la fantasía se mezcla con cosas reales, al punto, que es difícil para mí explicar el sentido de esas imágenes y presentarlas en forma narrativa de tal forma que pueda ser útil para los objetivos de este artículo, que, como los demás de esta columna, quiere ser en el lector una pequeña luz en temas sobre nuestra relación con los recursos naturales. Pero voy a hacer un esfuerzo.
Veo en mis sueños a una mujer que me despierta amor, Ética, se llama. Tiene una hermosa cabellera rubia y ojos claros. En algunos sueños me habla; me cuenta y muestra sus aspiraciones, mientras me toma de la mano y me trata con ternura.
Otras veces, me mira desde lejos, y con los ojos tristes, me dice adiós. Pero no dejo de soñar con ella; la siento tan cerca mientras sueño. Cuando despierto, me doy cuenta que en verdad no es así; su presencia está tan lejos de mí, que estoy llegando a creer que sólo la podré tener presente cuando la busque en otro país o continente.
Tengo que consolarme solamente con soñarla. Ella me dice cosas hermosas. Recuerdo lo primero que me dijo, que amara la naturaleza; a los animales, a los bosques, los ríos, mares, estrellas, y, a las personas tal cual como son. Ética, me enseñó, que debo respetar la existencia de todo lo que existe; porque existe, y eso es verdad. Dejar de preocuparme exclusivamente por mis asuntos, y, asumir una actitud de solidaridad y amor por la vida; que se manifiesta de muchas formas y maneras.
Ella, insiste en el respeto a los animales. Me muestra una sociedad consciente del respeto por su existencia y lo importante que son para nuestra alegría y sostenimiento. En relación al sostenimiento, me dice también, que debo preocuparme por las personas que padecen de hambre.
Desde hace unos años, el número de personas que padecen hambre ha aumentado. Investigué y es verdad. Según la FAO, 690 millones de personas en el mundo están subalimentadas1 y esta cifra está en aumento; dada las difíciles condiciones que nos impone la pandemia.
Para atener esta alarmante situación lo recomendable es aumentar la producción agrícola de forma sostenible. El componente de sostenibilidad es de gran importancia para Ética. La producción agrícola tradicional enfrenta numerosos retos en relación a la sostenibilidad ambiental. Por una parte, por el impacto en la degradación de la tierra; salinización, el exceso de extracción de agua y la reducción de la diversidad genética agropecuaria. Los productos y residuos agroquímicos contaminan el agua subterránea. En la sociedad que Ética me mostró en sueños, la producción agrícola dejaba de estar lejos de la ciudad para ubicarse en edificios de producción agrícola urbana.
En sueños, veo un edificio invernadero de muchos pisos dedicado al cultivo hidropónico vertical, con una capacidad de producción de cientos de toneladas de alimentos al año. Una forma de producción de alimentos a nivel industrial, dentro de la ciudad y para los habitantes de la misma. Sus componentes de producción pasan por la utilización de fertilizantes orgánicos muy potentes desarrollados gracias al intelecto de ingenieros agrónomos que piensan en la posibilidad de generar la menor cantidad de impactos al medio ambiente. Optimización en el aprovechamiento del agua, gracias a la gravedad y optimización de tecnología led para la fotosíntesis.
Esta agricultura urbana, es más beneficiosa y eficiente que los sistemas de huertas comunitarias, teniendo presente que la población mundial está en aumento y se necesita igualmente, aumentar de manera significativa la cantidad de alimentos que se producen. Otro factor de deterioro ambiental es el tipo de alimento de que se consume. Desde el año 20062, la humanidad reconoció con sorpresa que la ganadería es altamente contaminante para el medio ambiente, por la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros factores que afectan los ecosistemas y demás especies.
Es cierto que la producción ganadera genera muchos beneficios para la sociedad, los cuales impactan de manera positiva en la generación de empleo y seguridad alimentaria de las comunidades. Sin embargo, es significativo el impacto que esta forma de producción genera al medio ambiente. Por esta razón, actualmente se están llevando a cabo estrategias para aplicar mejores prácticas de esta actividad.3 En el sueño, el gusto por la carne de res ha disminuido considerablemente; una gran parte de la población adoptó de manera individual el estilo vegetariano o vegano, y otro tanto, alternativas proteínicas provenientes de los gusanos o insectos.
La alimentación o complemento de la dieta a través del consumo de insectos, es una práctica habitual en muchos países del mundo. En mi fantasía, gracias al aumento de la población mundial y la necesidad de disminuir los impactos generados por la producción agrícola, su implementación es masiva; reportando altos beneficios a la sociedad, dado que; los insectos se pueden encontrar en todas partes, son altamente nutritivos gracias a sus niveles elevados de proteínas, grasas y minerales. Pueden ser producidos con múltiples alternativas y diversos flujos de residuos, como, por ejemplo, los desperdicios de alimentos. Y, Aunque pueden consumirse enteros, también pueden transformarse en forma de polvo o pasta, e incorporarse a otros alimentos.
En el sueño también puede ver un asombroso despliegue de ingenio y desarrollo intelectual gracias a la alta notoriedad de la gastronomía molecular. Este tipo de cocina dio paso a preguntas relacionadas con la condición ideal de los alimentos dispuestos para el consumo. Por esta razón, en la sociedad ideal de mis sueños, la comida chatarra perdió su total popularidad gracias a las consecuencias nocivas para la salud cada día más evidentes. La creatividad, pero también la curiosidad acerca de la composición de los alimentos y sus reacciones, permite a los chefs, preparar alimentos saludables y llenos de innovación; los alimentos no se alteran con conservantes o colorantes y logran suministrar la totalidad de sus nutrientes.
También se logra obtener una mayor durabilidad de los insumos alimenticios y se reduce significativamente el porcentaje de desperdicio de comida. 5
En mi sueño veo muchas cosas más; pero me las reservo en este momento para no agobiar al lector con mis fantasías. Estoy seguro que seguiré soñando, como también lo estoy del hecho que los veré en la realidad. Estas aspiraciones éticas deberían ser la única motivación para el ejercicio de nuestras acciones individuales; sin embargo, en lo relacionado con las acciones colectivas, se debería exigir a los políticos y gobernantes, un actuar imperioso que proporcione bienestar a las comunidades; las cuales depositan en ellos su voto de confianza.
En nuestra realidad social no estamos acostumbrados a exigir a los gobernantes y políticos el cumplimiento de la moral pública. Creemos que los cargos públicos, más que un servicio público, son un escenario de emprendimiento personal y de satisfacción de necesidades particulares. Hago un llamado a los políticos y gobernantes a dar ejemplo a la sociedad de moral y ética ambiental; poniendo como prioridad en su actuar, el beneficio supremo de la sociedad y de las generaciones futuras; para que así nadie tenga que buscar en otros lugares, la sociedad de mis ensueños y fantasías.
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