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¿Derecho Humano o Negocio Millonario?

¿Podría ser gratuita la comunicación digital? ¿Cuál es la tendencia?


Internet ha sido desde sus inicios en buena parte un proyecto altruista. Al menos eso pretendían sus creadores cuando tomaron el proyecto ARPANET para convertirlo en la actual red. A su favor se ha de reconocer que ha logrado comunicar cientos de millones de personas a un coste realmente bajo, aunque aún algo lejos de la casi-gratuidad y universalidad total "prometidas".


En algunos lugares remotos no hay infraestructura disponible, o si la hay no es accesible para todos los bolsillos. Según la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (de la ONU) en 2017 el 52 % de la población del planeta aún no tenía acceso a internet. Pero en los últimos años estamos siendo testigos de cómo la tecnología nos ha ofrecido algunas tentativas ingeniosas para solventar esta limitación en el acceso.


Facebook intentó emitir internet gratis con drones volando a gran altitud de forma continua, gracias a una propulsión por hélices alimentadas mediante energía solar fotovoltaica.

El dron, llamado Aquila, se incorporó al proyecto “internet.org” (luego “Free Basics”) para conectar a la gente desde alturas superiores a las de los vuelos comerciales. Sin embargo, la idea de llevar internet a algunos países (con democracias poco abiertas a la crítica) no fue del agrado de algunos.

Google tuvo su tentativa con el Proyecto Loon, basado en globos aerostáticos de Helio, que se situarían en la estratosfera, a unos 20 Km de altitud. También los globos de Google incorporaban energía solar fotovoltaica para alimentar sus sistemas de pilotaje y comunicaciones. Según Google el objetivo del proyecto era ofrecer internet a los últimos 1000 millones de usuarios potenciales, especialmente en algunas áreas rurales


El proyecto más reciente, Star Link, de Space X se basa en crear una red de satélites artificiales “low cost” y de pequeño tamaño. Esta “constelación” de satélites ofrecerá internet de banda ancha, mejorando la latencia del internet por satélite “convencional”. Solo en la fase inicial Star Link pretende operar unos 1600 satélites a 559 Km de altura. Los satélites, del tamaño de una caja de zapatos cada uno, se lanzan en lotes (60 en uno de los últimos lanzamientos) en cohetes de Space X


Estos proyectos podrían tener un interesante valor añadido para las grandes compañías tecnológicas involucradas; tanto Facebook como Google o Star Link - de Space X- obtienen conectividad independiente de las grandes operadoras. Y no sólo eso. Star Link, cuyo CEO, Elon Musk es también el Jefe de Tesla Motors, permitirá a esta última disponer de su propia infraestructura de comunicaciones para sus coches autónomos.


Cabe preguntarse si no hubiera sido posible lograr casi lo mismo con la veterana fibra óptica, combinada con antenas de comunicaciones 4G (o 5G). Sin embargo, al margen de la tecnología y sus posibles limitaciones, quizá estas grandes corporaciones buscan disponer de comunicaciones propias, limitando así la posible intervención de gobiernos a través de sus acuerdos con las operadoras de telecomunicaciones de "toda la vida".


En cualquier caso el coste de las comunicaciones se verá favorecido por una mayor oferta y la universalidad y alcance supondrá cambios fundamentales. Como facilitar la la actividad económica en el entorno rural, que necesita de un buen servicio de internet tanto como en la ciudad.


A este respecto hay proyectos que, sin basarse en una tecnología en particular, tienen como misión llevar internet allí donde los operadores convencionales no lo ofrecen. Entre estos cabe destacar guifi.net, que se define como una red de comunicaciones que une a las personas. Tal como describen en su página, “es un proyecto tecnológico, social y económico de abajo hacia arriba, impulsado por la ciudadanía. Su objetivo es crear una red de telecomunicaciones libre, abierta y neutral.”


Además de ser una operadora de telecos, guifi.net es también un proyecto social en el campo de las telecomunicaciones, que considera como un Derecho Humano. Conectividad asequible y a un precio justo, sin discriminación por la ubicación (a las operadoras convencionales no les sale a cuenta ofrecer internet en ciertos lugares).

Superar la brecha digital no es solo cuestión de formación, también lo es de infraestructura, aunque desde el entorno urbano no seamos tan conscientes.

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